No hay recetas que garanticen que nuestros hijos e hijas se hagan lectores, pero sí algunas claves que tienen que ver con la actitud, la disponibilidad, la creación de climas y ambientes propicios y el conocimiento de recursos y servicios. En esta entrada te ofrecemos algunas de esas claves.
- La existencia de libros en los hogares y las actividades de lectura por parte de los padres y madres guardan una directa relación con el rendimiento escolar de los hijos e hijas y sus deseo de leer.
- La lectura realizada por placer influye en el rendimiento del alumnado, de tal manera que aquellos acostumbrados a leer por puro gusto, independientemente de las exigencias escolares, demuestran una mayor capacidad de comprensión que aquellos otros que solo leen por obligación y sin ganas.
- El aprendizaje de la lectura empieza antes de que los niños ingresen a la escuela.
- Aprender a leer y escribir es ahora una labor más compleja que nunca. No es solo función de la escuela. Es una cuestión social.
- Aprender a leer requiere un esfuerzo sostenido a lo largo de muchos años.
- Los padres y madres no deben actuar como tempranos profesores de sus hijos o como personal auxiliar de los maestros.
- No es una obligación de los padres y madres enseñarles a leer y escribir.
- No todos los padres y madres pueden ofrecer conocimientos académicos, pero todos pueden prodigar afectos y ánimos.
- Fomentar la lectura es un proceso largo, camino difícil, sin garantías de éxito.
- Los resultados no son inmediatos.
- La lectura no se impone. Exigir "¡lee!" no tiene resultado.
- El ejemplo es vital. Que nos vean leyendo.
- Leer con los hijos. No repetir las lecturas de aprendizaje de la escuela, que elijan sus lecturas, conversar sobre ellas, intercambiar papeles, buscar palabras en el diccionario...
- Disponer los libros por la casa, dar presencia a libros en las conversaciones, enriquecer los libros de la biblioteca personal...
- El libro le ha de gustar a él, a ella. Libros adecuados a sus gustos, edades, intereses...
- No reducir la lectura a la novela. Hay cómics, teatro, poesía y libros de no ficción atractivos.
- No limitarlos a leer en papel. Facilitar otros soportes y materiales complementarios (vídeos, material gráfico, juegos...).
- Realizar lecturas expresivas.
- Leer en voz alta. La lectura en voz alta se ha revelado como uno de los medios más eficaces de iniciar e interesar a los niños en el mundo de la lectura.
- Jugar. Hay recursos muy diversos: adivinanzas, traba-lenguas, canciones populares, las cadenas de palabras, veo veo...
- Participar en algunas actividades y tareas relacionadas con las actuaciones de fomento de la lectura de la biblioteca escolar (celebraciones de días específicos, exposiciones, cuentacuentos, talleres creativos, etc.).
- Conocer y utilizar los servicios para padres y madres que ofrece la biblioteca escolar: orientación bibliográfica, mochilas o maletas específicas, materiales adaptados...
- Participar en un club de lectura.
- Conseguir el carné de la biblioteca pública de la zona y aprovechar sus servicios de préstamos tanto de libros en papel como electrónicos.
- Consultar de vez en cuando el blog de nuestra biblioteca escolar para acceder a informaciones, actividades, recomendaciones de lecturas, recursos para fomentar la afición lectora de los hijos..
- Las condiciones familiares en cuanto a la posesión de libros, dispositivos de lectura y otros recursos informativos y documentales ayudan a la biografía lectora del alumnado. Es evidente que el entorno familiar constituye el componente esencial tanto por su complicidad y responsabilidad como por su apoyo al fomento de la lectura.
Guías:
Recursos y servicios:
Fuentes consultadas:
Juan Mata Anaya. Leer a los hijos, con los hijos, ante los hijos.
Joan Carles Girbés. El método definitivo para tener hijos lectores.
José García Guerrero. Bibliotecas escolares al servicio de las familias.